¿QUÉ HACEN LAS HERMANAS CLARISAS EN SU MONASTERIO?
Tal vez te extrañe esta pregunta. Más, para mí, es un gran placer el poder descubrirte el gran enigma que supone para ti un Convento de Clarisas en medio de tu Ciudad o pueblo.
Si una pareja de novios se casa, a nadie se le ocurre preguntar ¿Por qué se casan...? porque lo véis lo más natural del mundo. Pero hay un tipo de vocación ante el que surgen interrogantes espontáneos, como: ¿Qué hacen las monjas escondidas en su "claustro" y "soledad"? ...¿Por qué se"encierran"? ...Monasterios ¿Para qué sirven?
Como ves, nuestra "utilidad" se pone en tela de juicio.
La respuesta es muy sencilla:
Para entender la vida del las monjas, hay que vivir el "ENAMORAMIENTO"... Sí, es eso exactamente, y creer en serio, muy en serio en el Amor, sobre todo, en el AMOR de Dios para con sus creaturas. Pues cuando se ama con perseverancia y fidelidad, el silencio y la soledad "FLORECEN".
Nuesta vida contemplativa es tan fundamental para la Iglesia y para nuestra sociedad, como los "cimientos" de una catedral, que están profundamente escondidos aunque son ellos quien la sontienen..., sin estos cimientos, la catedral se vendría abajo.
Desde nuestro monasterio de Hermanas Clarisas de nuestra Ciudad de Zafra (Badajoz), os diré por qué y para qué estamos aquí.
Las personas que llegan a las puertas de nuestro Monasterio, notan que se respira PAZ..., MISTERIO..., POESÍA... Sí, eso y mucho más.
De muros adentro, vivimos una triología maravillosa: ORACIÓN, TRABAJO, SILENCIO... Esto, intentamos vivirlo en un contexto de Iglesia, en comunión íntima con cristo, por el camino más estrecho: los Consejos evangélicos.
Nuestra oración es constante, confiada, más aún, es la oración oficial de la Iglesia... Oramos:
De la oración al trabajo: trabajos humildes para ganarnos el pan de cada día; trabajos sin brillo, como el de maría en Nazaret; trabajos, en fin, para cumplir la ley penitencial impuesta por Dios al Hombre desde la primera caída: "ganarás el pan con el sudor de tu frente" (Gn 3, 17), y ahora cumplido con el aliciente de imitar al Hijo de Dios, que endureció sus manos en las tareas laborales.
Las Clarisas seguimos en nuestro retiro absoluto, en nuestro compromiso de aceptar el llamamiento de Cristo con ánimo resuelto y redentor.
Todo es tan sencillo, tan voluntario, tan espontáneo como el llamamiento de Jesús: "El que quiera seguir en pos de Mí..." (Lc. 9,23)
El que quiera... Nosotras hemos querido. Y tomamos como modelo y norma a Francisco y Clara de Asís, como un camino seguro y rápido para ser útiles a Dios, a la Iglesia y a nuestro mundo.
Fieles al mandato de Jesús (Mc. 16-15), recorremos el mundo entero con nuestra oración y nuestro sacrificio. Predicamos el Evangelio a toda criatura, con nuestra vida oculta y laboriosa.
Nás allá de nuestra clausura, nos sentimos y "SOMOS" mujeres "eclesiales" que cantan salmos, oramos, trabajamos y nos sacrificamos en el silencio anónimo.
Por eso nosotras, las Clarisas, -que somos y pertenecemos al pueblo en que están ubicados nuestros Monasterios- deseamos que nos conozcáis, por lo que "SOMOS" y representamos en la Iglesia y en medio de nuestra Ciudad, y no por lo que "HACEMOS".
Estamos muy cerca de todos los hombres nuestros hermanos, pero vueltas hacia Dios para ayudar a los demás en esta búsqueda ansiosa y transcendente, y para acompañaros con nuestra oración y nuestra solidaridad en vuestros sufrimientos, penas y alegrías... Queremos ser para vosotros, TESTIGOS" de otro Reino..., BRÚJULA que os guíe y os ayude a caminar por el sendero de la PAZ y del AMOR...
Así SOMOS" y así "VIVIMOS" las Clarisas.
Somos mujeres normales, que impulsadas por el Espíritu, seguimos las huellas de Cristo, por el camino que Dios reveló a Clara por medio de Francisco de Asís.
Para la fundación de este convento de Zafra en 1.428 viene un grupo de hermanas del convento de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid), cuyo número y nombres se ignora, excepto el de la abadesa: Beatriz Fernández de Llerena.
Actualmente somos veintiuna hermanas de diversa procedencia, de dentro de España, Perú o Kenia.
Las hermanas clarisas vivimos dedicadas a la oración contemplativa, en clausura..., y desde la fundación del convento en el s. XV hasta hoy, testimoniamos con nuestra vida en retiro y soledad la comunión amorosa con Dios, en adoración continua, alabanza e intercesión por el mundo
Como hermanas clarisas contemplativas en esta ciudad, hacemos nuestras las palabras de Santa Clara:
"Has venido a ser colaboradora del mismo Dios y sostenedora de los miembros vacilantes de su cuerpo inefable (la Iglesia)".
"Mira a Cristo, pobre, entregado y síguelo, pobre y entregada por Él en este mundo".
Las hermanas trabajamos por construir esa Fraternidad que el Evangelio reclama y el mundo añora: en relaciones interpersonales de amor y servicio mutuo, testimoniando con nuestra vida que todos somos hermanos.
Las hermanas clarisas compartimos la condición de los pobres y del mismo Cristo de Nazareth, viviendo del trabajo de nuestras manos: "evitando la ociosidad enemiga del alma, no apaguen el espíritu de la Santa Oración y devoción, al cual deben servir todas las cosas temporales" (Regla de Santa Clara).
"... después de ocho siglos, Clara de Asís sigue siendo maestra de vida,
mujer nueva que se convierte en luz para nuestro camino"
(Cta. De los Min. Grles.)
Las hermanas Clarisas de Zafra (Badajoz), ofrecemos a la Comunidad Cristiana y al mundo de hoy:
El testimonio de una vida dedicada a sólo Dios.
Una ayuda espiritual desde la vivencia de nuestros compromisos evangélicos, la entrega a la alabanza divina y a la constante intercesión en favor de todos los hombres...
La participación en la oración de la tarde: Vísperas y Eucaristía.
A todas las personas sedientas de un encuentro con Dios, la posibilidad de orar en el ambiente retirado y acogedor de nuestra Iglesia.
La exposición del Santísimo Sacramento del Altar, diariamente por la tarde; Domingos y festivos, todo el día.
Disponibilidad para: acoger, orientar, enseñar a orar, bien personalmente, bien en grupo.
La respuesta a la demanda de los grandes valores del mundo de hoy: la felicidad verdadera de lo Único necesario frente al sinsentido del consumismo; ayudar a descubrir que en la vida del hombre lo esencial es el "ser", frente al "tener" o al "hacer".
La custodia de un patrimonio artístico y cultural conservado a través de los siglos.
Un extenso surtido de dulces artesanos elaborados por las hermanas como medio de subsistencia y expresión de la pobreza abrazada.