Las Hermanas Clarisas con su vida de oración, de silencio y de penitencia, dan testimonio de que Dios existe, de que es Padre y nos ama a todos, que Dios vive, que vale la pena seguirlo, que Dios plenifica y hace felices a los seres humanos. Escogen con plena libertad una forma de vida en la que se dedican al seguimiento exclusivo de Jesucristo y a orar por las necesidades de todos nuestros hermanos los hombres. Nuestra misión es, siguiendo el consejo de Santa Clara, ser "colaboradoras del mismo Dios y sostenedoras de los miembros vacilantes de su Cuerpo" ( cf. 3Cta, 8)
Si tienes cualquier dificultad, problema, o sufrimiento por las causas que sean, y quieres que te encomendemos a Dios, de manera especial en nuestra oración, dirígete a nosotras con toda confianza, pondremos tu problema al pie del Sagrario y seguro de que Dios te ayudará y que jamás te abandonará, porque Él te ama.
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