Queridas hermanas: Paz y Bien.
Anticipándose a la luz de la mañana, iluminó nuestro corazón la luz de la oración contemplativa. La madre Iglesia, con palabras simples, nos ayudó a acercarnos al misterio de la gracia de Dios en la hermana Clara, y nosotros, admirando lo que veíamos, atraídos por el mismo amor que a ella la sedujo, hemos puesto delante del Señor la ofrenda de nuestra vida, con la certeza de que él hará hermoso lo que nos ha pedido que le ofrezcamos.
Imitemos, queridas, como niños, lo que vemos en nuestra Madre.
Considerad de quién tiene sed, a quién busca, en quién descansa, de dónde recibe la luz que ilumina su rostro. La hallaréis siempre con su Señor, unida a su Señor, apegada con todas las fibras del corazón a Cristo, esplendor de la gloria eterna, reflejo de la luz perpetua y espejo sin mancha.
En el espejo que es Cristo, la hermana Clara vio resplandecer la bienaventurada pobreza, la santa humildad y la inefable caridad. Lo vio y lo imitó; lo contemplado se le hizo forma de vida; lo amado la transformó.
En Cristo también nosotros nos hemos de mirar continuamente, de modo que la gracia llegue a transformarnos en lo que vemos.
Que el año jubilar de la consagración de Clara a su divino Esposo y Señor, sea para toda la familia franciscana, y de modo muy especial para las Damas pobres, un tiempo de gracia que, por la alegría de la pobreza, por la santidad de la humildad, por el milagro de la caridad, se prolongue hasta la vida eterna.
El Señor os bendiga, hermanas mías.
Fr. Santiago Agrelo Martínez
Arzobispo de Tanger
La vida contemplativa es vida de oración, silencio, trabajo y penitencia, ofrecidos constantemente a Dios por la salvación del mundo entero. Actualmente, existen en el mundo alrededor
de 3.520 conventos con unas 75.000 religiosas contemplativas.
Pero nuestra fuerza ynuestro fundamento está en el AMOR. AMOR con mayúscula, porque Dios es AMOR y sin Dios no hay AMOR y el amor sin Dios no es verdadero amor. La
vida contemplativa es vida de AMOR, viene del AMOR y tiende a proyectarse en AMOR a todos los hombres. Por eso, podemos decir sin temor a equivocarnos que el AMOR (DIOS) es
capaz de hacernos las personas más felices del mundo.
“Todo lo que tiene el Padre es mío”(Jn 16,15). La Trinidad, Misterio de comunión, se desvela ante nuestros ojos como un prodigio, permitiéndonos creer en los paisajes que todavía no existen. El Espíritu Santo nos sumerge en este mar sin fondo. Solo en el asombro podemos intuir tanta belleza. Todo lo que tiene el Padre se lo da a Jesús, y todo lo que Jesús tiene lo ha puesto gratuitamente en nuestras manos. Esto quiere ser nuestra vida contemplativa: un paisaje nuevo, una tierra nueva, un canto nuevo, un compromiso nuevo con la humanidad… compartido todo ello en gratuidad. ¡Qué maravilla vivir y respirar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo! “Dios mío, Trinidad a quien adoro”. Vivamos, con María, una fiesta de adoración y de silencio.